Hasta que ha llegado el día en que me he dado cuenta de que soy mucho más débil de lo que yo misma creo e infinitamente más de lo que los demás jamás verán. Porque he aceptado que nunca seré lo suficientemente diferente como para pertenecer a otro mundo ni tan parecida como para pertenecer a este. Que nadie nunca se enamorará de mí. Que nunca nadie apostará por mi.
Y aquí estoy, intentando hacerme la fuerte mientras miro mis muñecas surcadas de cicatrices y pienso lo mucho que me muero porque alguien saque la luz que hay en mi, si es que yo tengo de eso.
Pienso lo fácil que sería hacerlo a conciencia, dejarlo todo atrás. Que esta vez no se convierta en una cicatriz más, que sea la definitiva. Sería extremadamente fácil dejar volar mi alma libre fuera de este estúpido envoltorio que no me ha traído más que problemas. Se acabaría el dolor, la desazón, el desamor, el sufrimiento...Pero ni si quiera soy lo suficientemente valiente como para eso. en el fondo soy sólo otra cobarde que no sabe que hacer con su vida, o que la dejarán hacer. Hubo un tiempo en el que perseguía la felicidad hasta que me di cuenta de que ella es más rápida que yo.

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